colapso en tres minutos
Ayer bajé a los subterráneos de mi cuerpo y sólo había desperdicios humanos. Estaba oscuro y llovía ahí dentro. Recorrí un eterno millón de kilómetros de túneles en un sólo segundo y a las siete en punto cayó desde muy alto una granada de mano. La miré un instante e hice lo propio, tirar de la anilla y tragármelas. Las dos cosas, bomba y anilla.
Diez dos pasos más nueve un sillón en la esquina ocho fotografías cuarteadas en una pared de ladrillo siete desastres que al final me alcanzaron seis diminutas habitaciones vacías cinco lluvia de billetes falsos cuatro gritos a las puertas de la garganta tres mil horas de insomnio cada noche dos golpes en el pecho de dentro hacia afuera uno... algomeabsorbehaciaarribatodoesnegroysubotanrápidoqueyanorespiro.
Y silencio. Flotaba en un líquido transparente mientras miraba alrededor. Parecía un lago pero en la orilla no había nada, todo era negro. Era el Yangtsé, la presa de las Tres Gargantas dentro de mis ojos. A las siete y tres minutos se abrieron las compuertas.
Diez dos pasos más nueve un sillón en la esquina ocho fotografías cuarteadas en una pared de ladrillo siete desastres que al final me alcanzaron seis diminutas habitaciones vacías cinco lluvia de billetes falsos cuatro gritos a las puertas de la garganta tres mil horas de insomnio cada noche dos golpes en el pecho de dentro hacia afuera uno... algomeabsorbehaciaarribatodoesnegroysubotanrápidoqueyanorespiro.
Y silencio. Flotaba en un líquido transparente mientras miraba alrededor. Parecía un lago pero en la orilla no había nada, todo era negro. Era el Yangtsé, la presa de las Tres Gargantas dentro de mis ojos. A las siete y tres minutos se abrieron las compuertas.