Pero qué hago yo aquí

30.1.06

trenes y luces de capa caída

Anoche a esta hora, y después de un día raro (por llamarlo de alguna forma), viajaba en un tren hotel para ir a un sitio que no me gusta a hacer algo que no me gusta. Y me salió caro, vaya si me ha salido caro.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Al entrar en mi compartimento había un chico extranjero muy amable (y muy guapo, todo sea dicho) que sumaba puntos por momentos para ser candidato a Mago. Aún quedaban dos asientos libres y por un momento me sorprendí a mí mismo suplicando a San Martín del Higo Chumbo que no entrara nadie más a ocupar esos dos sitios. Me habría puesto mucho hacerlo en un tren. Pero los asientos se ocuparon. Primero entró un chaval tipo raspa (como yo) bastante gracioso pero con acento de Castellón (lo cual le restó bastantes puntos). Y por último llegó otro chaval tipo bakala valenciano, con unos ojos verdes y esquivos que electrificaban a todo lo que miraran. Lo cierto es que saqué muchas conclusiones absurdas de esas que me suelen venir a la cabeza cuando me quedo en la parra: 1) Los bakalas, sean como sean y hagan lo que hagan, tienen los mejores culos del mundo mundial. 2) Los tíos hetero se ponen nerviosos cuando están en una situación así con otros tíos (heteros o no). 3) La moqueta de los coche-cama de Renfe se merece un diez y cubriría toda mi casa con ella. 4) blablabla y qué bonito es viajar en tren de noche.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Fue en un tren así, en un compartimento así, en una de esas camas donde alguien me llenó el pecho de aire comprimido por primera vez. Allí aprendí a jugar a los cíclopes. En ese microcompartimento donde nos metimos quince personas, alguien me dijo con una mirada que todo el tiempo del mundo se resumía en 3 segundos de iris y pupilas dilatadas y párpados que se resistían a caer por miedo a que todo se acabara.

Tardé 4 meses en perdonarle esa mirada. Y no creo que la olvide nunca.

28.1.06

quite eclectic

En la variedad está el gusto.
Sobre gustos no hay nada escrito.
Para gustos, colores.
El que tonto nace... ah no, perdón, perdón, me traicionó el subconsciente.
·
·
·
Pero es que es curiosa la manía que tenemos los seres humanos de intentar diferenciarnos. Hablamos de arte, de política, de los otros, yo prefiero esto, a mí me encanta aquello, no soporto a Fulanito (qué gran palabra ésta... merece post aparte)... En fin, ya sé que no estoy diciendo nada nuevo.
A mí hay pocas cosas que realmente NO me gusten, y los tres que leéis este blog ya sabéis de lo que hablo: arañas, pies, oír ruidos de otros al masticar y la gente intolerante. El resto de cosas que ni me gustan ni me disgustan me son sencillamente indiferentes. Y últimamente cada vez menos cosas me llaman la atención.
Muchos tienen la tendencia (aunque unos más que otros) de creer que lo suyo es lo genial, que lo otro es bazofia que no merecería ni existir y que para qué considerar otras opciones con lo bien que viven en su ignorancia... Pero es que si por un silogismo tan tonto se producen tantos problemas en el mundo quizás es que no estamos yendo en la dirección adecuada.
Cómo me he reído hoy con la Terremoto de Alcorcón. Ella sí que es tolerante.
Y qué ganas tenía yo de divagar un rato... (o es que tengo tal cantidad de mocos rondándome el cerebro que no consigo coordinar los temas).

25.1.06

entro al juego

Anoche tuve mi primera conversación existencialista seria. Hablamos de cosas que me son muy cercanas pero que a veces tengo problemas para expresar, y a pesar de estar triste por haber visto Brokeback y del fondo de la conversación, me puse contento porque tuve más facilidad de la que pensaba que tendría al hablar de mí y de mi visión del mundo.
Y hoy he recibido mi primer encargo profesional de traducción. Unos documentales sobre ciudades.
Con Berlín voy a entrar en el juego, el mismo juego que anoche temía, el mismo que se me antoja (ahora y siempre) artificial, frío y deshumanizado. Y estoy contento porque voy a poder hacer algo que, al menos, me gusta. La traducción audiovisual es bonita. Pero el juego es el mismo.
Alguien me preguntó el otro día que a dónde me refería con "aquí" (Pero qué hago yo aquí).
Aquí no es un punto exacto, ni una ciudad ni nada tangible. Aquí es en todos sitios, en todas las direcciones. Creo que aquí abarca la pequeña realidad que me rodea, que es mucho más amplia que un sofá, una ciudad o un país. Aquí es todo.

22.1.06

piano

Todas las noches escucho un piano. Suena lejos, y en las noches de insomnio (como ésta) lo oigo varias veces. Debe ser un piano tímido porque hace que sus notas suenen alejadas las unas de las otras, como si no quisiera que se mezclaran mucho con este aire enrarecido que hay aquí. Y con aquí quiero decir en todas partes. Quizás el piano se oiga en todas partes. Quizás esté sonando a mil kilómetros y hasta aquí sólo lleguen vanas ráfagas de notas pausadas. Quizás debería dejar de escribir y pasar el resto de noches escuchando (al) piano.

20.1.06

necesito un post frívolo

Porque podría hablar de lo que he soñado hoy, o del agobio de ayer (y de ayer y de ayer y...), o de mis más que fundadas sospechas sobre la conveniencia de tener a Suomi aquí.
Pero no voy a hacerlo.
En su lugar voy a hablar de los conciertos. Bueno, más bien de mí en los conciertos. Porque si aquí no se puede hablar de uno mismo, para qué nos hacemos blogs. Qué carajo, que diría el rosarino.
Para mí hay dos tipos de conciertos, con lo cual hay dos tipos de actitud. Si voy a un concierto de un grupo que conozco y que adoro lo paso en grande, soy de los que más se mueven (me muevo siempre, y en un concierto más ) y me desgañito cantando.
Pero si por el contrario voy a uno de esos conciertos-sorpresa de un grupo que me suena de lejos, de esos en los que la montaña va a Mahoma, la cosa cambia del rojo más intenso a un gris parduzco que lo cubre todo de tinieblas y que no me deja actuar con lucidez. Lo normal es que vaya a ese tipo de conciertos porque alguien me lo ha recomendado, o porque me han invitado, o simplemente porque van todos mis amigos y yo con tal de estar con ellos soy capaz de lo que sea, hasta de no tener la más mínima personalidad.
El caso es que todo cambia, y de repente me encuentro con que, si me está gustando, pongo una expresión bobalicona de esas en las que la baba queda a un milímetro de asomar por la comisura de los labios. Una pseudo-sonrisa estúpida inunda mi expresión y me convierto en la antítesis de la locuacidad. Encima no me sé las canciones, pero yo quiero cantarlas cueste lo que cueste, y claro, mi boca balbucea sonidos ininteligibles que no tienen nada que ver con lo que se está escuchando, sigo pegando alaridos cuando todo el mundo se calla y, para colmo, desafino.
Además, de normal me muevo tanto que en cuanto escucho música el ritmo se me pega al cuerpo. Es irremediable. Pero muchas veces ocurre que, en mitad de uno de esos conciertos-sorpresa, me sorprendo a mí mismo bailando y moviendo aún las piernas al ritmo de la canción que terminó hace media hora. Así que siempre voy totalmente descompasado del resto del mundo mundial. Y cuando tomo conciencia de mi ridículo estado no paro de golpe, porque si no se notaría mucho, así que voy calmando progresivamente la fuerza de mis movimientos y el resultado final es como pegarle a una marioneta en el aire y dejar que poco a poco se quede quieta.
En fin, autonauta es absurdo, y en lo conciertos, más.
suena A Pain That I'm Used To, Depeche Mode

16.1.06

un pequeño acontecimiento

Hace seis años comencé a utilizar Internet. Una de las primeras cosas que hice fue construir una página de temática gay en un servidor de comunidades virtuales. Y allí conocí a una chica de León con nick obsceno y un agudo sentido del humor. Hubo feeling al momento y hablamos todos los días durante meses.
Nunca hemos llegado a perder el contacto, de hecho siempre hemos intentado mantenerlo, aunque pasaran meses entre conversación y conversación.
Y anoche, por fin, quedamos por primera vez. Seis años después. Y necesitamos como media hora para asumir que el otro existía, media hora de abrazos y traspiés lingüísticos en los que ninguno llegaba a tener una mínima coherencia en sus palabras.
Luego fue todo como si nos hubiéramos visto el día anterior y el anterior y todos los anteriores, como si lleváramos bailando juntos Joy Division desde que el mundo es mundo, como si supiéramos que ha empezado (de nuevo) algo bonito.
Y cuando nos despedimos me quedé mirando cómo se alejaba por el andén y pensé "qué suerte tuve hace seis años, y qué suerte he tenido hoy".

15.1.06

yo desmitifico, tú desmitificas, él...

Podría decir que en cierto modo (con él) todo sigue así:

16.5.05
y por qué vienes aquí
si nunca has visto estas montañas
cuántas horas llevas perdido
dentro del teléfono
y sin saberlo me pides
que te saque de allí

no vengas, nunca te invité
ni siquiera te conocen
y ahora te ven
cuando me miran
pena y cobardía y llámale

no me sigas
hace tiempo que solté tus rizos
aunque aún me inquieten
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Y a veces siento que no siento nada, y a veces siento que el Mago tiene nombre y apellidos.

14.1.06

bailes, juegos y lecturas.

París, 16.4.05

Mis brazos llevan ya un rato entumecidos en la misma posición y la visión del libro se va haciendo cada vez más ligera. Era de esperar hacerse tan pequeño ante algo tan grande. La "R" cuesta un poco, como todos los principios, como toda pared inicial que se hace difícil en el primer momento, pero que poco a poco se consigue remontar para acabar llegando, de golpe y sin esperarlo, a un cierto semicírculo que te deja con la cabeza colgando, mirando al suelo, enfrentándote a tu propia humanidad (y qué palabras tan grandes).
De vez en cuando la puerta de la habitación, ya muy lejana, se queja por el paso del metro, pero al menos aquí no huele a goma quemada. De repente (como siempre) me encuentro con una "a", así que sólo me queda hacer lo que sólo cabe hacer con una "a": de un salto me subo encima y comenzamos nuestro pequeño viaje por entre los renglones mientras vemos pasar capítulos con números fetiche y citas de escritores que mañana habré olvidado.
Todavía alcanzo a oír el rumor de la calle, todo ese mundo de personas que se conocen y se despiden por primera vez, que se reconocen con alegría entre el tumulto o que se alejan espalda contra espalda con un leve pinchazo en el corazón. Incluso los hay que se cruzan y ni tan siquiera se hablan, aunque el pinchazo se manifieste. Y sin embargo yo sigo dentro de esta habitación de hotel, balanceándome ahora en el borde del palito corto de la "y". Me dejo caer y en el centro (restos de café) me encuentro con un vértice, el de dos figuras rectas que confluyen en un determinado punto. Y mirando hacia arriba me doy cuenta de lo triste del hecho de que juntas se complementan y separadas no significan nada.
Pero prefiero salir de allí (que no me recuerde demasiado a mí mismo) y me doy de bruces con una "u" de las que siempre me cayeron bien. Arriba y abajo, arriba y abajo, este es mi tobogán preferido. En los "momentos arriba" me gusta regocijarme con la vista que me proporciona esa posición de privilegio, desde donde veo todas las cimas del resto de letras del renglón y todo es tan bonito y yo voy tan rápido que prefiero no mirar atrás para no fastidiar el momento.
De repente recibo una pequeña patada que no sé si ha sido en sueños o plenamente consciente. Cuando me meto en la "e" por su espacio en blanco para que me balancee un rato, dejo reposar todo mi cuerpo sobre su figura y es entonces cuando me susurra que puede que sea hora de irme al reino de las patadas en sueños. Puede ser, pero me queda tan poco...
Mi nariz vuelve a quejarse y la montaña de Kleenex en el suelo empieza a ser un ente propio y claramente diferenciado (traicionero aire de Châtelet). Cuando me encuentro con la "l" me doy cuenta de que se ha quedado dormida. Claro, yo disfruto como un enano, pero ellas, sufridas letras, están a veces tan quietas que es normal que les venza el cansancio de vez en cuando. Intento pasar por delante de ella sin hacer el menor ruido pero, para mi sorpresa, me encuentro de repente con que ha girado completamente su esbelta figura y me tiene rodeado por la cintura. Las cosquillas son terribles y por mucho que lloro de risa y que suplico clemencia no me suelta. Al final acabo por contraatacar y la destreza de mis dedos la obligan a engancharse de una pirueta a la letra de arriba para perderse entre los renglones que tengo encima.
Todavía con la sonrisa en la cara (y siempre) veo que otra "a", esta vez final de palabra, me espera con otra sonrisa en toda su figura y un café en su centro. Acepto con gusto la invitación y tras una charla de horas caigo dormido en su regazo.
Espero soñar con encontrar al Mago.

11.1.06

S.

Quizás no recuerde muy bien qué día fue el primero que hablamos, ni exactamente cuándo (hace unos 10 años) y tan sólo puedo suponer que fue en un descanso de clase, o en mitad del pabellón del instituto, o de camino a la cantina. Pero sí recuerdo la sensación de que ya la conocía, desde siempre, y era la primera vez que me pasaba algo así con alguien.
Nuestro primer encuentro fuera del instituto giró en torno a una farola que estaba delante del H2O. A plena luz del día, aunque yo fuera ya muy borracho (con 14 años siempre era a plena luz del día). Y recuerdo que me reí mucho.
-----------------
Siempre nos hemos reído mucho juntos. Yo creo que ahí está el pequeño secreto de nuestra amistad. No creo que haya nadie más en el mundo con quien tenga un humor tan afín.
-----------------
Luego vinieron las fiestas del té (teteras y teteras entre risas, siempre en Espartaco) y Tim Burton, la universidad y otras ciudades, los fotomatones y las camisetas, los encuentros en vacaciones, los faros, Cortázar, el mar, viajes a charroland, Rutilia, y otros países y otros viajes...
Y hoy es el primer día en el que vamos a dormir bajo un techo común. Nuestra casa.
Y estoy feliz.

8.1.06

con la piel estresada

(...)
Martes. Vuelvo con un pie torcido de pasar unos días en ct (por tercera vez en un mes). 7 horas en coche, 6 idas y venidas descargando cosas del coche al piso. Muebles que montar.
Miércoles. Vuelven a acecharme todas las movidas del piso, voy a las prácticas, hago compra gorda, exámenes a la vuelta de la esquina, viajecito a Ikea de última hora para comprarme cama que al final me cuesta 200€ más cara de lo que pensaba, en total me gasto trece euros poniendo tickets de la ORA y, a pesar de ello, me multan.
Jueves. Consigo cambiar de sitio el coche y dejarlo frente a la puerta de las prácticas, mi último día de prácticas, tarde productiva de visitas a tiendas de pintura, cerrajerías, bancos, estancos...
Viernes. Después de correr por media bcn y de que Z. casi pierda el tren, me voy a casa y descubro una red inalámbrica que funciona. Hago mil cosas pendientes en internet. Y por fin consigo relajarme.
Sábado... me despierto y descubro que el 90% de la superficie de mi cuerpo está roja como si hubiera estado 7 horas al sol en pleno agosto e irritada como si de piel de naranja se tratara. Me pica. Pushkin (llamemos así a un candidato pseudoruso a Mago) me recomienda que vaya a urgencias. Mi segunda visita a urgencias en 6 días. Espero cinco horas para que al final me digan que si no he comido ni tocado ni respirado nada raro, debo de tener una reacción cutánea por estrés. Si te pica mucho te tomas esto, pero si no te pica, tranquilo, tal como ha venido se irá.
MIERDA.
Y hoy domingo, que vuelve I. de Alemania, que Pushkin quiere que quedemos, que podía aprovechar para hacer algunas compras pendientes... hoy tengo una ansiedad que me consume y me quedaría todo el día en la cama pensando en qué momento de la semana se cogieron de la mano mi moral y mi suerte para suicidarse por la ventana.
I,,,I

6.1.06

cualquier otro día absurdo

Llevo unas cuatro horas chupando de red inalámbrica ajena y ahora que me decido a escribir un post, va y se desconecta. Además, cuatro horas encima de un colchón inflable desinflado, con un hambre troglodita y unas ganas de mear de las de cataratas Victoria y SIN moverme más de dos centímetros por miedo a que el cacharro se desconecte. Pues toma ya… Debería mandarlo a la mierda, pero es que necesitaba reflexionar sobre un par de asuntos.
Me he quedado solo en Barcelona. Todos están por ahí abriendo regalos y/o achuchando a sus seres queridos y/o viajando para llegar a otros sitios que no son éste.
Después de dejar a Z. en la estación, mi deplorable aspecto y yo nos hemos ido a leer y a tomar algo a un café del barrio gótico. Pensaba llegar hasta el Born (pronúnciese como “nacer” en inglés) pero mi atlético pie me ha insinuado que si se me ocurría ir hasta allí él se quedaba a medio camino, y claro, no era plan. Y mientras leía me han asaltado unas cuantas cuestiones de esas que te asaltan sin la menor consideración por lo que estés haciendo/leyendo: 1) ¿Por qué me empeño en buscar a alguien interesante por internet? 2) ¿Por qué se usa “izquierda” y “derecha” para ciertas ideologías? Y paro porque me pregunto tantas cosas absurdas al cabo del día que necesitaría ochenta blogs diferentes para escribirlas.
Sobre la segunda cuestión, el tema izquierda-derecha, tampoco es que pueda divagar hasta las cuatro de la mañana, porque no tengo la más mínima idea de a qué se debe. Mi torpe mente no me deja ir más allá de patéticas suposiciones del tipo “quizás tenga que ver con teorías religiosas sobre la ‘derecha del Padre’ o algo así”, así que prefiero que alguien con capacidad intelectual (así, a secas) me lo cuente.
Pero… ¿por qué me puedo tirar 3 horas en internet mirando perfiles de tíos con los que siento que no tengo nada que ver? Vale que he visto un par de nenes graciosos (de 750), pero algo dentro de mí me dice que el Mago jamás se haría un perfil en internet. Y yo me pregunto, ¿tan solo estoy que recurro a cosas inútiles? ¿No sería mejor que dejara de buscar y que todo siguiera su curso natural? ¿Hasta cuándo voy a tener la sensación de estar vacío o de que el mundo está mal hecho? ¿Hasta que llegue el Mago?
Y en esas estoy.


(esta tarde sonaba en el café ojos de brujo, y no he parado de tararear desde entonces la rumba dubstyle)

2.1.06

mi gata como álter ego

Llevo unas 3 horas de blog en blog, mientras digiero la copiosa cena del restaurante chino apto para celíacos (rococó, ¿no?). Suomi está aquí, durmiendo a mi lado. La pobre no ha podido aguantar las idas y venidas de mi pie chungo y al final ha desistido y se ha bajado de mis piernas a su cama.
Podría citar veinte burradas que mis padres le han hecho o le permiten hacer, pero no voy a escribir un manifiesto sobre los cuidados óptimos de la gata. Mis padres la adoran. Ha sido todo un proceso, pero ahora no creo que se imaginen esta casa sin ella. Y esa es la controversia.
En noviembre fui a Roma, y Suomi se quedó con ellos. Días después de volver me fui a bcn a casa de mi amiga I. que tiene tres gatos (y un perro, y dos ranas que se llaman Drum'n'Bass, y los grillos para alimentar a las ranas), por un tiempo indefinido hasta que pudiera instalarme en un piso de alquiler. No pude llevarme a Suomi porque habría durado cinco segundos en una casa con tanta "naturaleza salvaje", así que se quedó con mis padres. De eso hace cerca de un mes y medio, y el día que me fui mi madre pegó un bajón en su estado de ánimo. Un bajón de los grandes. Me dijo llorando como una niña pequeña que no podía ver a la gata sin acordarse de mí y que la iba a cuidar como si fuera su nieta real (es que yo soy el papi de Suomi). Y lo más curioso es que llevo cuatro años viviendo fuera de casa de mis padres. Pero esta vez no sólo había dejado libros y pertenencias que no me eran vitales, no, había dejado con ellos a Suomi. Digamos que el registro cambia, y mucho.
Más o menos ha llegado el momento de irme con Suomi. Digo más o menos porque lo del pie no lo tenía previsto y voy a tardar un poco más en irme a bcn (esta vez voy con mudanza gorda en coche y son 6 horitas de embragar y desembragar). Y el ambiente en casa de mis padres cuando se toca el tema se enrarece y se enrarece hasta que o ellos o yo cambiamos de tema con toda la intención.
Por otra parte pienso en Suomi. Quizás aquí esté mejor, quizás no le venga bien un cambio de casa, quizás haya problemas con el espacio y la alergia de la Julay-me digo-. Pero yo la encontré, yo quise cuidarla y desde un primer momento quedó claro que la gata se venía conmigo. (Joder, esto es peor que un puto divorcio.) Además, vale que me encante personificar a Suomi, pero a ver, es una gata, y como tal se acabará acostumbrando a tener un radio de acción más limitado. Aunque su "cuarto de baño" y mi cama disten sólo unos cuantos centímetros, aunque mi madre pueda estar todo el día en casa con ella y yo sólo pueda verla a determinadas horas, aunque me tenga que gastar el sueldo en antialérgicos para la Julay...
Joder, es que es mi gata y esta no es la primera vez que lloro por ella. Qué mal. La quiero mucho.

1.1.06

sexo. y empecemos el año con buen pie

El otro día recibí un comentario agridulce por parte del Pantohas. Hablando ayer con él me dijo que estaba deseando leer un post con sexo. No me parece el momento más idóneo de escribirlo después de mi post anterior, pero vaya, teniendo en cuenta el background de este blog, me lo puedo permitir, porque va a ser el primero y el último (al menos en mucho tiempo).
Sexo... ya la palabra en sí me parece guarra (la "x" es una prueba irrefutable), y me encanta. Por mi parte, y para empezar, digamos que he tenido dos etapas sexuales en mi vida, una hasta hace un año y otra que transcurre en el año que nos acaba de dejar (y en el presente). La primera de ellas fue la etapa "inocente", esa en la que sólo hay relaciones sexuales con relaciones sentimentales en curso. Vaya, que sólo follaba con mis novios. Y no está mal eso, ¿eh? Por supuesto, eran novios en orden cronológico, no es que los tuviera a montones al mismo tiempo. En fin, el proceso del cambio comenzó en 2004 por culpa de un estado de ánimo que me dejaba mucho tiempo para pensar (y sólo pensar) en penes. Quizás maduré, quizás me hice más fuerte o quizás dejé de darle tanta importancia al hecho del "sexo por sexo" y empecé a verlo como algo más natural. Era como una etapa teórica que debía tener lugar para avanzar un paso más, un paso de gigante, el de aprovechar la sexualidad propia y ajena como algo divertido e inocente (ahora inocente en otros términos). Fue entonces cuando comprendí que el sexo está ahí para disfrutarlo y que es una de las pocas cosas que nos sigue perteneciendo con total legitimidad, nuestro cuerpo, los otros... en fin, ya sabéis a lo que me refiero. Así que decidí aguardar al Mago más que nunca (que a este paso debe de estar perdido por el desierto de Gobi), pero disfrutando con relaciones sexuales sin importancia para alegrarme la espera ^_^, hasta que él llegue.
Así pues, este año he conocido a gente magnífica y cada día estoy más seguro de que si todos abriéramos nuestra mentalidad a una sexualidad más abierta y con menos prejuicios, habría unos cuantos problemas menos en el mundo.
Hablando ya un poco sobre el presente, creo que Panini ha pasado un poco a la historia. Me da pena porque, insisto, dormía de lujo, pero creo que su finalidad era echar el polvo y adeu (que para eso estamos en bcn). Así que no me da tanta pena. Menos aún después de este viernes, porque conocí a un brasileiro muy guapo que no paraba de llamarme "gostozinho" (qué risa). Por cierto, un aviso para los solteros y las solteras que lean esto: el sexo oral debe ser deporte nacional en Brasil y por lo visto en la universidad dan créditos de libre configuración por aprender el arte de la felación, porque joder, si no no me lo explico. ¡CÓMO LA MAMABA! En fin, en fin, que me pongo vulgar y me dan los arrebatos de pasión. Sí, de gavilanes, aunque sea. La pena es que hoy se marchaba ya para Porto, pero bueno, qué mejor ocasión para hacer turismo luso ;).
Después de esto, y si alguien sigue despierto, sólo comentar que anoche me pegué el batacazo de mi vida junto a un amigo que cayó encima de mi pie y que a pesar de no sentir nada en el momento, esta mañana he tenido que salir pitando para urgencias porque en lugar de pie tenía una especie de morcilla de Burgos que me dolía muchísimo. Dentro de toda la targedia de la situación (ya me veía 3 semanas en casa de mis padres con el pie en alto), ha resultado bastante cómico porque en el rato que he estado allí han aparecido 2 chicas más con sendas morcillas de Burgos por pies, y claro, ese momento colegueo en pleno Urgencias ha sido de lo más "glamouroso trasnochado" que me ha pasado en la vida. Y todos en silla de ruedas. Al menos yo no tenía esguince, pero me tengo que quedar un par de días aquí con el pie en... ¿cómo se dice eso? ¿Cabezoncillo? Bueno, en alto, coñe.
Mi parte gigante de la mudanza a bcn queda aplazada Y SE ACEPTAN VISITAS. Espero que hayáis empezado mejor que yo el año.
(suena goldie, "timeless". sólo a mí se me ocurre poner drum'n'bass estando COJO)